El XXIX Festival Internacional de Jazz de Málaga, que clausuró el pasado domingo 15 de noviembre su andadura con un concierto de Dayna Kurtz y Robert Maché, ha realizado balance que presenta unos números que hacen pensar en la consolidación absoluta del evento musical. Cerca de 5.000 espectadores para los doce conciertos de sala con una más que buena acogida tanto de la crítica y como por el público público avalan una programación internacional y local con una calidad, ya, indiscutible. En el caso de las Actividades Paralelas, con más de 2.700 personas, y las actuaciones de un extenso Off han llenado de música la ciudad durante los días por los que transcurrió el encuentro con este tipo de músicas.
Según estos datos, en total, 4.832 personas asistieron a las sesiones celebradas en los teatros Cervantes y Echagaray, una cifra claramente superior a las de las cinco anteriores convocatorias. De hecho, en el XXVIII Festival se ocuparon 2.985 butacas, lo que en términos absolutos significa 1.847 espectadores más en la edición que acaba de finalizar respecto a la de 2014 y en términos relativos un 61,9 % de incremento de asistencia. Las actuaciones que lograron las mejores entradas en el coliseo de Gerónimo Cuervo fueron las de Esperanza Spalding, Jerry González y New Sound Big Band (respectivamente 884, 755 y 643 espectadores), mientras que en el Echegaray las más concurridas fueron las de la Asociación de Jazz de Málaga y el recital de la estadounidense Dayna Kurtz (255 y 187).
Ya en el apartado artístico, el XXIX Festival Internacional de Jazz ha contado con estrellas punteras internacionales como Esperanza Spalding, que abrió el pasado viernes 13 una minigira por España con su nuevo y sofisticado proyecto, Emily’s D + Evolution; Jerry González, que cautivó el pasado sábado con su pericia en las sonoridades del jazz latino apoyado por El Comando de la Clave; China Moses, que enseñó el miércoles 11 cómo se conjugan simpatía, sofisticación y musicalidad en su soberbio recital en el que introdujo temas propios, o Dr. Lonnie Smith, una leyenda del jazz-funk cuya pericia al Hammond siguieron embobados los afortunados que fueron el jueves 12 a escucharle. Junto a ellos, la paleta estilística de la división internacional del Festival contó con la sonoridad del acordeón de Richard Galliano evocando a Édith Piaf y con la voz profunda, pantanosa y llena de blues y country de Dayna Kurtz.
El jazz malagueño copó la otra mitad de la programación de sala. La Asociación de Jazz de Málaga mostró el camino que está emprendiendo en el primer concierto del Festival. Sus profesores y alumnos abrieron la senda a las siguientes actuaciones: el cordobés Chapi Pineda deslumbró en el Echegaray a un público mayoritariamente extranjero con su sensacional homenaje a Miles Davis y Ernesto Aurignac hizo hasta cantar al auditorio del Cervantes con un jazz que absorbe de todo, desde el post-bop al free y los devaneos espaciales. Tras ellos actuaron dos grandes agrupaciones de la ciudad, una que cumple años, La Insostenible Big Band, y otra que nace, la New Sound Big Band, ambas solventes y muy populares, y una vocalista habitual de los encuentros jazzísticos de los escenarios municipales, Suzette, a quien tocó el honor de tocar en el ambiente nocturno del Club de Jazz.
Enhorabuena a la organización del Festival de Jazz por su acierto en el programa de esta edición.