‘El largo viaje hacia la noche’ (‘Di qiu zui hou de ye wan’ en chino o ‘Long Day’s Journey Into Night’ en inglés) supone una intensa atención del espectador precisamente en ese camino hacia las sombras que el director chino Bi Gan propone. Ya el ejercicio de ponerse la gafas de 3D para acometer la visión de la segunda parte de la película y la profunda realidad que toman los decorados en ese momento, mantiene la tensión sobre una historia descrita por personajes anclados en la oscuridad de sus propios relatos.
Bi Gan -que también es el autor del guión- se muestra heredero de la poética fílmica y las atmósferas de realizadores como Wong Kar-Wai (incluso como Andrei Tarkovsky), y suma a la solitaria búsqueda del protagonista principal de la mujer a la que un día amó, una suerte de nuevos personajes desesperados que la noche mueve alternativamente entre el odio y la ternura. Quizás Gan busca una conciencia paralela a la que propone la estética de ese largo viaje, con oníricos fantasmas que se encuentran escondidos en los pliegues de la narración.
A la utilización del plano secuencia -habitual en sus referentes fílmicos- aporta Bi Gan un uso especial de la luz, cuyos matices se ven acrecentados desde la perspectiva tridimensional y que viene a encajar en su manera de contar las cosas, donde las localizaciones son en sí un escenario laberíntico cargado a su vez de una narrativa hipnótica que se sale del mundo a través precisamente de las sombras.
‘El largo viaje hacia la noche’, segundo trabajo de este realizador chino que sucede ‘Kaili Blues’, es un placer misterioso que se maneja entre sensaciones crudas que, a veces, recuerdan los cómic negros europeos y americanos en los que las sombras son parte de la historia de sus protagonistas policiacos.
La cinta de Bi Gan -tras más de dos horas de tránsito por la pantalla- produce una doble sensación donde la sorpresa va sedimentándose poco a poco para satisfacer el deseo de ver cine; porque este realizador, sin duda con un importante porvenir en la gran pantalla, acomete la estética de manera asombrosamente impactante haciendo del espectador parte del relato.