Hamada, Oxigenarte

‘Hamada’, de Domínguez Senén, los vacíos del olvido saharaui

Hamada, OxigenarteJavier Cuenca

Hamada (حمادة ḥammāda) se utiliza en árabe para describir la parte del desierto pedregosa y llana que apenas tiene arena, pero para los saharauis significa ‘vacío’. Tal vez porque tras el abandono español que dio lugar a la controvertida firma de los Acuerdos de Madrid, en noviembre de 1975 -que cedían la soberanía del Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania contra toda legislación internacional-, este pueblo árabe y beréber sigue ‘vagando’ en una inacción política que permite al reino alauita una política de acoso con la mirada consentidora de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO), que reconoce la necesidad del camino hacia la autodeterminación del pueblo saharaui pero no la defiende de facto.

Esta condición, alargada en el tiempo, es la realidad actual que muestra Eloy Domínguez Senén -director de ‘Hamada’- y que no es otra que la desazón que prescriben las situaciones encalladas en el tiempo, sin perspectiva, agonizantes en el hastío que generan.

Quizás Rodríguez Senén, a fuerza de querer ser objetivo, plasma la cotidianidad de uno de los campamentos saharauis, el de Tindúf (a 1460 kilómetros al suroeste de Argel, en el Sahara liberado), enrocado en esa asepsia que viste de documental su cinta, pero olvida o atenúa hasta casi la desaparición, los referentes que han provocado dicha situación, y que aún hoy permiten a Gobierno marroquí asaltar a periodistas que quieren contar lo hechos u ONG’s que pretenden su ayuda.

No obstante, el trabajo fotográfico (también del propio director) y la musicalidad que imprime a la narración los acordes de Kjetil Schander Luhr, juegan a su favor y plantean esa perspectiva personal diferente. “El principal motivo para explicar el silencio alrededor de este conflicto es el paso del tiempo, un devoto aliado del olvido” afirma Domínguez Senén sobre este pueblo atrapado en “un callejón sin salida”, como él mismo subraya.

La cinta se ‘mimetiza’ con la paciencia que sostiene a los habitantes de Tinduf desde una visión especialmente joven, como lo son sus protagonistas, y juega con la socarronería de los hechos que suscita el absurdo de la propia supervivencia.

‘Hamada’, coproducción Suecia-Noruega-Alemania, es un documental generacional. De los hijos e hijas de la revolución que tuvo que capitanear el Frente Polisario para que la insidia española y ansia territorial de Marruecos no les hiciesen desaparecer del mapa. Una generación que se hace nuevas preguntas sobre el vacío que les rodea y su falta de perspectivas.

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