La muestra temporal que alberga el Centre Pompidou Málaga, Jean Dubuffet. El viajero sin brújula, estará abierta hasta el próximo día 10 de octubre. Precisamente, el título de una pintura de 1952, El viajero sin brújula, engloba esta exposición de Dubuffet (1901-1985), un creador prolífico “que convirtió el no-saber en principio regulador de su singular creación, jalonada por conjuntos seriales de obras” tal y como ha expresado la comisaría de la exposición, Sophie Duplaix.
“La imagen del viajero sin brújula concuerda con un artista enemigo de las convenciones no solo pictóricas, también sociales. Las investigaciones con materiales sirven de hilo conductor para postular la centralidad de la materia en la obra, según una idea que el artista aquilata incesantemente” recalca. Como él mismo se encargó de señalar, “El arte, que debe ser producto del material y la herramienta, ha de conservar el rastro de la herramienta y de su lucha con el material. El hombre tiene que expresarse, pero también la herramienta y el material también.”
Los primeros trabajos de Dubuffet, registrados como tales por el artista, se remontan a 1942. A ellos trasladó su interés por los dibujos infantiles, los grafitis y el arte bruto, expresión acuñada por el artista en 1945 para referirse a la producción artística de personas totalmente ajenas al mundo de la cultura, que de manera sistemática se dedicó a estudiar y coleccionar.
Las obras anteriores a 1942, de factura más clásica y aún tributarias de diversos estilos, recibieron la etiqueta de ‘prehistoria’ y el artista hizo lo posible por ocultarlas. Y es que el proyecto de Dubuffet consistía en operar en la mente del pintor un descondicionamiento, con la intención de provocar un cambio de perspectiva y de mirada sobre las cosas y el mundo. “El artista debía renunciar a todo orden estético, de ahí que en las primeras obras reivindicadas por Dubuffet predominen rasgos como la frontalidad, la torpeza del dibujo y la libertad en el manejo de los colores” destaca Duplaix. De esta época son los escritos fundacionales de su concepción de la pintura. Fiel reflejo de sus posicionamientos anticulturales, estas ideas evolucionaron en un plano literario paralelo a la carrera de pintor de un creador que prefirió siempre la compañía de escritores a la de otros artistas.