La Térmica ha programado una exposición que realiza un repaso de la vida, obra e influencia de Alberto Korda en el panorama fotográfico y cultura de su época: fotografías que aún hoy siguen impactando. La citada muestra se inauguró con una conferencia sobre la muestra impartida por la comisaria, Cristina Vives, a la que le siguió la proyeccióndel documental: José Figueroa, testimonio 2018.
‘Korda: belleza y revolución’, nombre de la muestra, es el resultado “de una investigación concienzuda y extensa que sirve para demostrar la versatilidad del fotógrafo, sus paradigmas estéticos y éticos. A través del trabajo, podemos ver los diferentes escenarios, en ocasiones tan desconocidos, de La Habana, ciudad natal de Korda” según sus organizadores.
En el mes de junio de 1978, gracias al Primer Coloquio Latinoamericano de Fotografía en la Ciudad de México, la fotografía del centro y sur del continente americano se dio a conocer al resto del circuito artístico internacional. En un contexto de revolución y cambios sociales, la fotografía cubana, con Korda a la cabeza, “surgió para ocupar un nicho de optimismo que la crítica y los intelectuales de la izquierda del momento consideraron un reflejo fiel del lado más prometedor de la realidad social latinoamericana” han subrayado.
Varias de las fotografías que se muestran en la exposición fueron las que Korda seleccionó para representar su obra en el Coloquio celebrado en México, pero también en muchas otras exposiciones internacionales posteriores. Desde entonces, esas pocas fotografías conformaron una serie que el mismo autor consideró lo más representativo de su carrera como fotógrafo. Para el autor, con modestia, solo las imágenes de retratos de los líderes, alguna imagen de eventos políticos, los Premios Nobel que se acercaron a la Revolución y alguna captura de Norka, su musa, merecían la atención de la historia.
Alberto Korda
Alberto Díaz Gutiérrez, más conocido como Alberto Korda, nació en la Habana. Su carrera comenzó en los tempranos años cincuenta en el terreno de la fotografía publicitaria y de moda, de las cuales fue pionero en Cuba. Su trabajo alternó entre el retrato de la bohemia y del líder revolucionario; entre la vida nocturna de La Habana de finales de los cincuenta y las marchas militares o las concentraciones populares de principios de los sesenta y, por último, entre la sensualidad del desnudo femenino y la observación científica de los mares de Cuba.
Es sin ninguna duda el fotógrafo cubano de mayor renombre internacional. Este reconocimiento se debe en parte a los glamurosos retratos de los hombres, mujeres y líderes que protagonizaron la Revolución social que triunfó en Cuba el 1 de enero de 1959 y, en particular, a la fotografía de Ernesto Che Guevara tomada el 5 de marzo de 1960.
Korda fue parte de ese sueño utópico revolucionario y desde entonces su obra fue ampliamente exhibida y asociada a la Revolución cubana.