El segundo largometraje de Paco Baños, una road movie intimista bajo el título ‘522. Un gato, un chino y mi padre’, se proyectó este martes en la Sección Oficial del Festival de Málaga. Una película protagonizada por las actriz Natalia de Molina, que da vida a un personaje agorofóbico atrapado en los 522 pasos que recorre en su propia casa, y que da el paso de buscar su pasado y a sí misma camino de Portugal con la furgoneta de un chino comerciante de su barrio y vecino. Su búsqueda la provoca la repentina muerte de su mascota, un gato, y la búsqueda de un lugar idóneo donde enterrarlo.
“Su agorafobia ha provocado que su mundo cada vez sea más pequeño y ese viaje al pasado será el que vuelva a engrandecerlo”, comentaba en el encuentro con los medios de comunicación el propio director, mientras Natalia de Molina subrayaba que “esta fobia es una metáfora de las propias limitaciones que el ser humano se autoimpone, cuando se ciñe a no salir de su propia zona de confort. Barreras físicas que desencadenan en problemas mentales y emocionales”.
Entre todos los personajes que aparecen en el título de la cinta de Baños, el padre de George en el que la protagonista escuda parte de su realidad y de cuya historia tiene que recuperarse paulatinamente.
Baños ha aclarado que se vuelca mucho en los elementos y bodegones que aparecen en las secuencias para recrear personajes, una técnica que se ha constituido como parte del sello personal del director que tiene una conexión íntima con la historia de su largometraje, ya que elige Portugal porque su padre es portugués. “Precisamente murió justo antes de rodar su primera película y desde entonces quería contar algo sobre el lugar donde nació y al que siempre estuvo muy ligado” destacaba, si bien aclaraba que no tiene tintes autobiográficos.
Finalmente, este realizador comentaba que no le gusta encasillarse en algún género en concreto, dejándose llevar por la emoción y por las historias de personas.