El documental que presenta ahora Helena Taberna, ‘Varados’, habla de la inacción, de la pausa desesperanzada y del intento de olvido que los países europeos marcan a la vida de aquellos que llegan huyendo de la miseria y de la guerra, que se convierten en refugiados no deseados y molestos para los países limítrofes del Mediterráneo pertenecientes a este club de lujo que primero explota y luego rechaza a las víctimas de su antigua explotación.
Despacio, prácticamente sin intervenir, Taberna deja que sean los propios protagonistas los que cuenten esa desazón que produce la sensación de estar ‘Varados’ -albergados en edificios abandonados de Atenas llegados desde Lesbos o de cualquier otro trozo de costa-. Mujeres y hombres que dejan de ser parte ya de ninguna sociedad que vaya más allá del propio colectivo que forman como refugiados; siempre a la espera de un reconocimiento que nunca parece llegar.
Taberna, artífice del guión y realización del documental, no se establece en la violencia misma que este hecho implica: ni en el devenir de una política miserable que abandona el matiz solidario del ‘viejo continente’ ni el de la propia muerte dibujada en sus playas para archivo de sus medios de comunicación. La realizadora navarra -cofundadora en 2006 de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales- presta su objetivo a la parsimonia que envuelve a los ‘abandonados’, a quienes emprendieron un viaje que parece ahora carecer de futuro.
‘Varados’ cuenta el devenir de los miles de refugiados que esperan un gesto de justicia humana de una Europa que, poco a poco, da rienda suelta a los abanderados de la xenofobia. Pero esta realizadora lo hace sin estridencias, parándose en sus vidas a través de sus palabras y en el penúltimo hilo de esperanza que albergan para que lleguen aquellos papeles que les reconocen como ciudadanos e iluminen por fin sus porvenires.
La fotografía de Frodo García-Conde y la música de Ignacio Bilbao, se prestan a recorrer los espacios ‘varados’ del documental aplicándole una serena dosis de tristeza a una narración sosegada, lenta como lo es la propia espera.
‘Varados’ se une así a esa particular manera que tiene Taberna de contar aquellos desmanes que el sistema produce, sin miedo y sin recursos espectaculares. Tras ‘Yoyes’, una cinta sobre le conflicto vasco que estrenó en el 2000, vino ‘Extranjeras’ en 2003, también con el trasfondo de la inmigración; ‘La buena nueva’ (2008) sobre la Memoria Histórica de la última contienda española, ‘Nagore’ (2010) sobre la violencia de genero, o ‘Acantilado’ (2016) buscando el trasfondo de la sectas, dan buena cuenta de su perspectiva y de su linea de trabajo.
‘Varados’ es un documental que cala en el espectador, que no puede más que descubrir el desasosiego que se produce en ese Mare Nostrum que ha visto crecer a nuestra civilización, esa que ahora se da la espalda a sí misma despreciando -cuando no repudiando- la existencia de la otra orilla.