El artista Vicente Llinares regresa a la Finca El Portón de Alhaurín de la Torre con un homenaje cromático a su Marruecos natal. El pintor, rifeño de nacimiento y alhaurino de adopción, a sus 71 años, exhibirá una veintena de lienzos de tamaño mediano y grande que cabalgan entre el estilo naíf y el llamado expresionismo mágico, con ligeros toques de ‘art brut’, y que están englobadas bajo el sugerente título ‘La luz cernida’.
La muestra que se inaugura en la Sala Bryan Hartley Robinson de la sede Culturah (Finca El Portón), podrá visitarse hasta el 31 de enero de 2017 en horario de lunes a viernes de 10 a 13:30 horas, de martes a viernes de 17 a 20 horas y los sábados de 11 a 14 horas.
La colección de Llinares revela, al igual que la anterior, una pintura vibrante y colorista, con evidentes reminiscencias de su infancia en su Barkane natal. «La gran pasión del artista es el puro disfrute por el uso del color y la libertad total en la experimentación de la luz, todo ello, con distintos materiales y texturas» han explicado sus organizadores. En toda la nueva producción aparece reflejado su personal mundo de recreación, entre lo poético y onírico, rozando prácticamente la abstracción sin entrar de lleno.
«Y es que a pesar de la evolución artística del autor, lo que nunca ha abandonado es el espacio interior de su infancia. Sus creaciones tienen más carácter, pero sin olvidar que es poeta de sus raíces del norte de África. En sus cuadros predomina la magia de la luz, que lo domina todo: encandila, porque juega con ella, logrando que su obra transmita música silenciosa. Aunque a veces nos introduzca en un mundo a vecee tenebroso, su dominio de los colores azules, naranjas y verdes otorga autenticidad y sencillez al conjunto» subrayan.
Vicente Llinares Duato nace en 1945 en la pequeña localidad marroquí de Barkane, cerca de la frontera con Argelia. A los doce años se traslada a Málaga para seguir sus estudios. Posteriormente vuelve a Marruecos y termina el bachillerato, ampliando estudios de publicidad en la Escuela de Bellas Artes de Casablanca. A los 22 años se marcha a París, donde crece su pasión por la pintura y compagina trabajos como decorador con la asistencia a clases de pintura en el Centro Americano. Por razones laborales se traslada a España, y fija su residencia en la barriada de Torrealquería, lugar de inspiración para su gran pasión y donde regenta un restaurante marroquí en el que también desata su creatividad en las artes culinarias. La pintura es, según sus palabras, una “aliada de mi vida”.
2016-11-25